Hoy me toca agradecer a todos los que me acompañáis

 


 

Hoy escribo este texto llena de agradecimiento, a todas las personas que os habéis dirigido a mí en estos días, a todas las entidades que os habéis posicionado por los ataques personales que he recibido en diferentes medios: Gracias.

En particular, gracias a la Asociación Madrileña de Salud Mental por haberse hecho eco de esta situación en sus redes sociales: Publicación de la AMSM .

Está siendo un ataque personal, pero no es algo nuevo, esto se podría extrapolar a todos los activistas, porque todos en algún momento hemos recibido ataques similares, y desde aquí también quiero dar las gracias a todos los compañer@s de activismo que nos han precedido y a los que me acompañan en este camino, porque haber llegado hasta aquí, sin duda, es un mérito colectivo.

En primer lugar, ante vuestra preocupación quiero deciros que estoy bien, no solamente porque creo firmemente en lo que hago y porque asumo la responsabilidad, que tengo como superviviente, sino porque me siento muy bien acompañada. 

Si algo me ha enseñado este episodio tan feo, es que no camino sola, y algo que ya sabíamos, que el apoyo mutuo es ese colchón que necesitamos todas para sortear las dificultades.

Desde que hicimos la presentación del Comisionado de Salud Mental soy objeto de un linchamiento por parte de un sector de la Psiquiatría muy violento y reaccionario.

Nunca pensé que decir la verdad, hablar de cosas muy terribles que están ocurriendo en dispositivos de Salud Mental de nuestro paí , y hablar de datos contrastados sobre la relación entre mortalidad y polifarmacia me colocara en el ojo del huracán.

Nunca pensé, que hacer propuestas de cambio, desde mi conocimiento experto, suscitara todas estas reacciones, seguramente era ingenua.

A veces, creo que igual he pecado, sí, de ingenuidad, o de no calcular a esta maquinaria del fango, que, al igual que la ultraderecha en política, utiliza sus mismos métodos, quizás porque no están muy lejanos de ella.

Siempre me ha movido mi entusiasmo por cambiar lo que daña, soy una optimista incorregible, a pesar de haber vivido muchísima violencia.

Desde entonces he salido en artículos de prensa, donde pocas veces me citan siquiera, porque jamás se han molestado dichos medios en preguntarme a mí, ni siquiera he tenido el derecho de argumentar lo que dije y defenderme de sus ataques.

También, como recientemente, se me cita torticeramente, y nuevamente sin poner mi nombre, en artículos de psiquiatras que orbitan en esta línea de La Psiquiatría biologicista patrocinada por la industria farmacéutica.

En el discurso social, como persona con diagnóstico, tengo estatuto de objeto, del que se habla pero con el que no se dialoga, porque para eso habría que concedernos el estatuto de sujetos de derecho, y estamos muy lejos de ahí.

También me siguen nombrando ciertos psiquiatras en sus sesiones clínicas como "esa paciente tan peligrosa (o con un discurso tan peligroso) que habló en la presentación del Comisionado", casi un año después y siguen llegándome este tipo de comentarios, a veces no doy crédito a esta dimensión del asunto.

Quizás, tenemos que pensar muy seriamente como sociedad, que algo va muy mal en este mundo de la salud mental, cuando alguien recibe estos ataques tan sólo por denunciar violencia y defender argumentos que refrenda la Convención de Derechos Humanos de personas con discapacidad.

Podríamos preguntarnos aquí, muy seriamente, quiénes son los peligrosos, o quienes ostentan los discursos que nos ponen en peligro, que a veces, como se ve muy bien, se transforman en discursos de odio, y que además se alejan bastante del código deontológico de tales médicos.

¿No nos parece grave que las personas con sufrimiento psicosocial sean atadas, aisladas, sometidas a tratamientos involuntarios tan violentos como el electroshok o que se les amputen sus derechos civiles?

¿No nos parece grave que España incumpla sistemáticamente tratados internacionales de Derechos Humanos, que son de obligado cumplimiento?

¿No nos preocupa que se sigan utilizando "tratamientos" calificados de tortura por la ONU?

¿No nos parece grave, que personas que hemos sufrido tanto, que hemos padecido tanta violencia y tanta injusticia, seamos siguiendo dañados por profesionales que deberían estar al cargo de los cuidados?

¿No nos parece grave que no se nos escuche y que se medique a las personas por encima de ficha técnica sin un consentimiento informado que les advierta de los riesgos para su salud?

¿No nos parece grave que el concepto de falsa "peligrosidad" siga vertebrando los servicios de salud mental y siga contaminando todo provocando tanto estigma social y discriminación?

Deberíamos sinceramente darle una vuelta a cómo se trata a las personas que sufren y cómo se siguen refrendando discursos que sólo se sostienen en el poder y en la desidia intelectual.

Discursos cerebro-centristas que no tienen ninguna capacidad de dar respuesta a nuestras necesidades, que no entienden nuestras subjetividades y que ni siquiera están refrendados por la ciencia, la de verdad, no la pseudociencia a la que se aferran.

Me parece surrealista, que estemos en esta encrucijada, que se me ataque con tanta violencia por esta caverna psiquiátrica, por afirmar cosas que argumentan todos los profesionales críticos de la salud mental y que están en un montón de estudios científicos también.

Puesto que los biomarcadores no han demostrado ninguna causalidad en el sufrimiento psíquico y en cambio lo que sí está demostrado es que los contextos y las vidas de las personas son causa de muchos malestares.

Otra pregunta que no puedo dejar de hacerme es si tan peligrosa me considera la Psiquiatría biologicista de este país para arremeter contra mí de esta forma, para no dejar de nombrarme en tantos contextos y con esta violencia. Si tan peligrosa es una activista de los derechos humanos que no tiene ningún poder, que sólo tiene un conocimiento que desprecian, y cuya única fuerza es la responsabilidad elegida de mejorar las vidas de las personas con sufrimiento psicosocial.

Sabemos que la violencia se produce cuando hay un fracaso del discurso, sabemos que cuando no hay un buen ensamblaje teórico el único argumento que queda es el de la descalificación personal y en esos lodos estamos.

Quizás, frente a esto tan hostil y virulento, lo que nos queda es unir nuestras fuerzas para transformar estas realidades tan duras y que nos pueden tocar a todos en algún momento difícil de nuestra vida.

Lo que queda es unirnos, lo que queda es que las voces de esa otra Psiquiatría que existe en nuestro país se alcen y también sean escuchadas, aunque no tengan tanto poder como estas otras.

Los defensores de los derechos humanos tenemos que contrarrestar estas fuerzas oscuras y poderosas desde la unión y desde la construcción de otra forma de acompañar, tenemos que frenar a esta Psiquiatría que no se rige por valores democráticos y que encima de justificar atar a las personas se siente, sin ningún tipo de pudor, con legitimidad para erigirse como los garantes de la lucha contra el estigma.

 

  Mensaje público de José Luis Carrasco Perera (expresidente de la SEPSM en la Red social Linkedin (en mi muro)
 

Si han sido capaces de generar esta campaña de acoso contra una sola persona, que no está en igualdad de condiciones respecto al poder, (porque respecto a la ética y al discurso estoy muy por encima de ellos), que serán capaces de hacer en una urgencia con una persona en un estado máximo de vulnerabilidad, desde qué lugar jerárquico y autoritario se posicionarán como clínicos, solamente pensarlo me da pavor.

Por último decir que seguiré luchando cada día de mi vida por esta causa legitima que es el respeto de los derechos humanos en salud mental :" Ladran, luego cabalgamos" gracias por cabalgar conmigo.



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