Electroshok: una forma de violencia.

 


Llevo días pensando en lo que le está pasando a Iván en el hospital de Conxo (Santiago de Compostela).

Un joven de 30 años que ingresado de forma involuntaria está recibiendo electroshok contra su deseo.

Pienso en él, que acudió de forma voluntaria al hospital a pedir ayuda y que se ha encontrado con esta violencia. Estará asustado y traumatizado por esta experiencia que sin duda dejará una marca indeleble en su psiquismo. 

En lugar de palabras amables, de un acompañamiento respetuoso    están imponiéndole este supuesto "tratamiento" con tan poca evidencia y con tantos terribles efectos secundarios muy comunes: pérdida de memoria, de recuerdos, lagunas mentales, problemas cognitivos.

Estos días se me han escapado lágrimas de impotencia, de rabia, porque lamentablemente no podemos evitarle este daño y porque esto le ha ocurrido a muchos otros compañeros y nos podría pasar a cualquiera.

Tampoco nos podemos olvidar que además haciendo esto se están saltando la LEY DE AUTONOMÍA DEL PACIENTE, puesto que este procedimiento debe hacerse con un consentimiento informado, que ni Iván ni sus padres han firmado.

No olvidemos que para aplicar electroshok el paciente tiene que pasar por una anestesia general, con todos los riesgos que eso implica y que si hay complicaciones no sabemos quién se hará cargo de sus consecuencias.

¿En qué momento un supuesto profesional de salud mental al no obtener el consentimiento de sus padres pide a un juez que se le aplique esto de igual forma saltándose todos los derechos de Iván?

¿En qué momento alguien puede afirmar que el Electroshok es el único tratamiento posible, creyéndose en posesión de la verdad absoluta y lleva este delirio hasta sus últimas consecuencias, atropellando la subjetividad de un ser humano?

Las personas con problemas de salud mental somos personas heridas, vulnerables muchas veces. Cuando tenemos una crisis tenemos miedo, angustia y no necesitamos más violencia, todo lo contrario necesitamos comprensión y humanidad.

Nada puede ser terapéutico si atenta contra tu voluntad, es tan sencillo como entender eso. La Organización Mundial de la Salud nos dice que los internamientos y tratamientos forzosos no cumplen la Convención de Derechos de las personas con discapacidad, así de claro.

Ahora que tanto se habla de humanización y seguimos bregando con estas prácticas violentas e inhumanas. Ya nos enseña el Psicoanálisis que cuando fracasa la palabra aparece la violencia.

Esto que está ocurriendo es un absoluto fracaso del Sistema de Salud Mental, que nos muestra su lado más hostil y oscuro y nos recuerda esa Psiquiatría al servicio del control social que no ofrece alivio al sufrimiento humano.

Dejamos de ser sujetos de pleno derecho y nos convertimos en objetos de la Psiquiatría, que sin respetar nuestra voluntad, nos arrebata la voz y violenta nuestro cuerpo, eliminando nuestros derechos básicos como ciudadanos.

No quiero dejar de decir que hay otra Psiquiatría, yo he tenido la suerte de encontrarme con ella, que acompaña, que respeta al sujeto, que lucha también por los derechos humanos. Conozco psiquiatras magníficos a los que admiro porque hay que ser valiente también para nadar a contracorriente.

Hoy recuerdo una frase de mi maestro en Acompañamiento Terapéutico, Leonel Dozza: Donde se vulneren los derechos humanos no me habléis de clínica.

Aspiran a eliminar la ideacion suicida de este joven, aplastando su subjetividad, ejerciendo violencia, desde el autoritarismo y el abuso de poder.

Cuántos compañeros después de recibir maltrato por parte del sistema han afirmado que tenían más ganas de suicidarse o lo han llevado a cabo y les hemos perdido para siempre.

Si este procedimiento se aplica sin garantías de elección o bajo chantajes y amenazas debería estar prohibido. Así de rotundo.

Sólo me queda una última esperanza que compartir, que visibilizar el dolor de Iván y de su familia nos haga reflexionar como sociedad.

Esto no nos puede ser ajeno, porque los derechos humanos no nos pueden ser ajenos.

Invito a todos los profesionales de salud mental éticos y comprometidos a que se sumen a nuestra lucha porque sólo nuestra unión hará que esto cambie.

Porque una sociedad que ejerce violencia contra personas frágiles no puede ser nunca una sociedad digna.



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