No somos enfermos mentales. Transformar el lenguaje para transformar la realidad




Otra vez un artículo que pretende combatir el estigma y visibilizar la salud mental más allá de los titulares, esa que causa gran sufrimiento psíquico, y los periodistas siguen utilizando una de las palabras más estigmatizantes que conozco: enfermos mentales.
No puedo estar más de acuerdo con Marta Carmona, el #metoo en salud mental queda muy bien con ansiedad y depresión pero ya con otras etiquetas cómo que no.
Marta también denuncia la violencia psiquiátrica que las personas con diagnósticos de psicosis padecen pero de la que la sociedad no quiere saber y mira para otro lado.
Vamos a tratar de añadir un poco de luz a este tema que ya me cansa.
No hay ninguna prueba diagnóstica que se pueda hacer a una persona con sufrimiento psíquico que pueda determinar que está enferma.
No hay ninguna prueba científica demostrada  que relacione biología y sufrimiento psíquico (Nos lo confirman los propios Psiquiatras).
El criterio diagnóstico se basa en un manual sin ninguna referencia bibliográfica, consenso de unos supuestos expertos que todos tienen conflicto de interés con la industria farmacéutica.
Este es el panorama.
Por tanto llamar enfermo mental a alguien es otra forma de estigma aceptado y que hace mucho daño. Nos cosifica, nos segrega y nos deshumaniza.
Vemos que en el artículo hay personas que se autodenominan así, pero es fruto de décadas de adoctrinamiento por parte del sistema, años de violencia psicoeducativa.
Eso no significa que haya que abandonar a su suerte a las personas, ni dejar de reconocer su sufrimiento psíquico.
Efectivamente son personas dañadas a las que hay que acompañar y sostener.
Con un sistema de Salud Mental suficiente y humanizado, y un sistema social que no condene a las personas a la precariedad y a la pobreza.
Me preguntan muchas veces que entonces cómo denominarnos: personas con problemas de salud mental, personas con sufrimiento psíquico, personas con dificultades o diversidad psicosocial.
No somos enfermos, somos personas con malestares subjetivos que vienen muchas veces de vidas muy complejas, de vulnerabilidades, de violencias vividas.
Esta denominación es otra forma muy grave de violencia, que genera otra violencia muy grave que es el estigma, estaría bien no colaborar con él.
Respecto a que el libro de Angel Martín visibiliza problemas de salud mental más graves es una gran falsedad.
En ese libro no hay sufrimiento y si mucho marketing y ciencia ficción, además de una gran justificación de la violencia psiquiátrica.
Si queréis leer experiencias de este tipo podéis leer La Campana de cristal de Sylvia Plath, Viaje al manicomio de Kate Millet, Memorias de abajo de  Leonora Carrington.
Literatura seria que habla de estas experiencias, no sin denunciar lo que la sociedad hace muchas veces con el dolor psíquico.
Sólo transformaremos la realidad transformando el lenguaje, empecemos ya.

https://www.eldiario.es/sociedad/metoo-salud-mental-deja-fuera-trastornos-graves_1_9806679.html



#saludmental #estigma #lenguaje #enprimerapersona #periodismo #aenps #martacarmona 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Electroshok: una forma de violencia.

La decadencia de la Psiquiatría biologicista y el auge de las voces en primera persona

¿El lenguaje como forma de poder o como forma de transformación social?