Una reflexión sobre el estigma

 



El verano es un momento de parar y reflexionar un poco.

Ha sido un año intenso donde he podido participar en un montón de encuentros, donde he sentido que la voz en primera persona comienza a ser un discurso importante a tener en cuenta.

Donde mi labor en la salud mental de la mano de la literatura comienza a valorarse despacito.

He ido a congresos de salud mental, he formado profesionales, incluso he comparecido en la Asamblea de Madrid.

Nunca he tenido más claro mi camino como hoy, pero permitidme un pequeño poso de tristeza.

Está claro que el camino del activismo no es un camino fácil, tengo ya mucho callo, te expones con una razón poderosa, para cambiar el Estado de las cosas, porque la situación en salud mental no puede seguir así por más tiempo.

Y no me importa tener haters como se dice ahora, mi discurso está claro que no va a gustar a todo el mundo, cosa que es un alivio por otra parte.

Pero después de publicar mi último vídeo en freeda y ver la cantidad de comentarios estigmatizantes, escritos desde la ignorancia y la violencia tengo que reconocer que estoy un poco consternada.

Consternada porque de alguna forma es un reflejo de una parte importante de la sociedad, que desde la impunidad de las redes sociales juzga desde un supuesto privilegio de "normalidad", o "cuerdismo".

Tenemos una sociedad que me avergüenza, así lo digo, con todas las letras.

Una sociedad que segrega al diferente, que ataca a personas frágiles y defiende sin darse cuenta la eugenesia sin pudor.

Una sociedad que nos ataca, nos acusa de violentos, de malos o peligrosos padres, somos los chivos expiatorios perfectos.

No veo ninguna reflexión sobre las carencias en salud mental, la falta de apoyos, la falta de un sistema de bienestar en condiciones, la violacion sistemática de nuestros derechos humanos, las violencias que hemos sufrido.

Es muy fácil hablar desde esa supremacía, que por cierto es muy falsa, porque cualquier día puedes pasar al otro lado. La vida y el dolor humano van de la mano.

¿Quién te garantiza que no te vas a romper?

Quizás es la necesidad, necesitan a los "locos" para poder sentirse ellos "cuerdos" y mantenerse en su privilegio.

No hay garantías, así es la vida, sobre todo en esta sociedad profundamente enferma.

Curioso que ahora que todo el mundo habla de salud mental, que las cifras de suicidio están creciendo de forma intolerable, donde los niños y adolescentes están peor que nunca, veo que el estigma sigue intacto o creciendo.

Quizá tenga que ver con este mundo superficial, carente de profundidad, de reflexión y de pensamiento crítico.

Está muy claro, que ahora se necesita más que nunca el activismo y ahí vamos a seguir, sumando fuerzas para cambiar este mundo.

Decían que la pandemia nos iba a hacer mejores pero yo tenía claro que nos iba a hacer mucho peores.

El autoritarismo y el juzgar al otro están cada día más a la orden del día.

No quiero terminar sin una última reflexión, antes de juzgar a otra persona por tener un problema de salud mental, párate a pensar en el dolor, la soledad y el maltrato que esa persona padece por el simple hecho de tener un diagnóstico.

No te olvides que mañana puedes ser tú, o tus hijos.

He visto mucha más bondad, generosidad, y respeto hacia los otros en mis compañeros que en tanto "normal" que anda suelto por ahí.

Os dejo el vídeo de freeda para que comprobéis por vosotros mismos: 

https://fb.watch/eyjGb22gQG/




Comentarios

  1. "Viva la diversidad. Por favor gente con ideas preconcebidas, en vez de opinar, escuchad. Silvia eres un ejemplo de mujer valiente y consciente."

    Este es uno de los comentarios. Estoy de acuerdo. Me ha gustado mucho tu exposición. A los que juzgan sin tener ni idea, ni caso.

    Un abrazo. :))

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