Por si las voces vuelven, un producto de marketing que nos vende el sufrimiento como un scape room


 Hago esta entrada desde mi opinión personal ante este libro y por una necesidad muy grande de introducir matices que creo que son muy necesarios para un relato que está corriendo como la polvora.

En primer lugar y como toda experiencia en primera persona tiene mi respeto por nombrar su dolor de la manera que mejor le plazca, pero creo que esta narración de este brote psicótico nos puede confundir y llevarnos a la idea equivocada de que esto es la psicosis, o que es lo que le ocurre a un gran número de personas cuando sufren un episodio de estas características.

Creo que más allá de sus particularidades y de que como el mismo sugiere puede tratarse de los efectos de un episodio de una psicosis tóxica, cuando le leo tengo la impresión de que estoy entrando en una escape room, llena de efectos especiales y de cierta idealización de los problemas de salud mental graves que me parecen un poco preocupantes.

Debe ser que no me enterado que un brote psicótico es guay y mira que los he pasado en mi vida y sólo he sentido un dolor inmenso, una gran desesperación y he tenido que luchar muchísimo por salir de ellos.

Me preocupa sobre todo porque no paro de leer en distintos entornos que todos deberíamos leer este libro para aprender lo que es un brote psicótico,y la experiencia singular de esta persona no es la vivencia que la mayoría de las personas tienen de lo que supone una ruptura y un dolor tan grande en la vida de alguien como es un episodio psicótico, que suele traer mucho sufrimiento.

Otra cosa que me preocupa de este libro es que normaliza bastante la violencia psiquiatrica con fases como "me tuvieron que atar" y que habla de la medicación en términos como estos: "[el cerebro] tiene que mantenerse tan drogado para evitar que las voces vuelvan que el cerebro le funciona a medio gas", cuando sabemos que hay personas que a pesar de estar medicadas siguen oyendo voces".

Y también sabemos que aunque la medicación a veces es necesaria para paliar el dolor, lo que realmente se necesita es reconstruir lo que te ha pasado y situar sus causas.

Este tono que le da al libro, que me cuesta pensar que no sea efecto del marketing y de una gran mercantilizaciin del malestar hace perder por el camino cuestiones interesantes que pasan desapercibidas en esa verborrea fantástica de ese mundo mágico que describe.

Hay un reflexión que él hace una vez que sale del hospital y nos dice: "Salir del hospital no significa que esa persona ya esté bien, sino que está controlable, pero extremadamente lejos de estar bien". Esta sola frase nos podría dar para mucho en sí misma y no nos deja de recordar como la Psiquiatría está al servicio de ese control social, la persona ya no hace ese ruido que molesta a la sociedad, está apagada y por tanto controlable, aunque su sufrimiento siga siendo inmenso.

También habla de su miedo a hablar y decir cosas "raras" por miedo a acabar ingresado en una unidad de Psiquiatría. Nos dice "Lo último que quieres es que vulevan a ingresarte y para evitar que haya algún malentendido intentas controlar con absoluta precisión todo lo que dices".

¿Por qué las personas no quieren bajo ningún conepto acabar ingresadas? ¿No se supone que en un hospital los pacientes deberían ser cuidados y estar en un entorno grato cuanto menos?

 O la pregunta que se hace acerca de la normalidad, o su reflexión sobre que hay buenos y malos psicologos y psiquiatras y que a algunos les deberían prohibir ejercer, y que si notas que en una sesión un profesional de salud mental no te ha tratado bien, no vuelvas porque es que no te ha tratado bien. 

Cuestiones todas ellas muy interesantes.

Ese tono que él elige lo que me provoca es que se pierdan en este torrente de palabras todas estas ideas interesantes y rescatables que nos podrían hacer reflexionar como sociedad y señalar nuestros agujeros de la atención en salud mental.

Por ejemplo la importancia de reconstruir tu historia, de darte cuenta qué es lo que te ha llevado hasta ese punto, pero no llega a dar más que unas pinceladas. Y que milagrosamente puede hacer en tan sólo diez sesiones con una psiquiatra.

En cambio se centra en esa parte de las señales y nos lo presenta como algo mágico, cuando esas señales suelen ser vividas por un gran número de personas con gran perplejidad y angustia, como algo que no puedes frenar, pero no como algo maravilloso, ni mucho menos.

Todo te hace signo y a cada cosa que te hace signo sientes un miedo terrible, a veces te pierdes por la calle, o el ruido de los otros se mete en tus oídos. En ocasiones no puedes dejar de mirar cada punto de la calle, o de las paredes, pero es insufrible.

A veces sientes que el cielo literalmente se te va a caer encima o que tu pensamiento lo pierdes y no lo puedes retener y te diluyes con él.

Pasas noches de insomnio porque tu cabeza no puede parar, y la calma es algo lejano inasumible.

Cuando llevas 7 dias seguidos sin dormir tienes alucinanciones tan bestias y dolorosas que sólo quieres dormir y que pase el tiempo porque cada minuto parece un mes, pero no puedes.

Porque un desencadenamiento psicótico es una catástrofe subjetiva de niveles desorbitados.

Esta idealización y romantizacion  de la locura en frases como: "Creo que es imposible explicar la paz que sentí alguna de las noches que pasé mientras estuve loco."

"Puedes disfrutar de la experiencia completa de estar loco sin que nadie te interrrumpa"

Hablar de superpoderes, de la rotura del tiempo y el espacio como algo fantástico" y decir que estar loco es lo mejor que le ha pasado en la vida es hiriente.

La psicosis no tiene nada de romántico, es la señal de que alguien no ha podido más y se ha roto.

Me parece peligrosisimo, y ya empiezo a conocer casos de personas a las que este libro les está haciendo mucho daño.

Para salir de este agujero hay que trabajar mucho, y siempre portas una herida incurable con la que puedes aprender a vivir pero que nunca cicatrizara del todo.

Esto no es visibilizar la salud mental, es hacerle el juego al sistema, es tapar los agujeros de lo que no funciona y es banalizar algo que causa mucho dolor, pero dolor con mayúsculas.

Y desde el privilegio de poder elegir el camino, desde el privilegio de ser un famoso al que no se estigmatiza y que encima  ha convertido esto en un gran negocio.

El sufrimiento es otra cosa, y la dignidad de las personas que lo sufrimos requiere de una ética que no está por ningún lado en este libro.

Mi voz es un hilo comparado con sus poderes mediáticos pero no podía dejar de escribir estas palabras.



Comentarios

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  2. No he leído el libro y no puedo opinar sobre él, pero me gusta mucho tu comentario, Silvia, porque recoge y legitima el sufrimiento de muchísimas personas, y porque pone el acento en consideraciones que todos los profesionales tendríamos que hacernos, en diálogo con los pacientes. Me parece apropiadísimo tu atención sobre lo terrible que puede ser un ingreso y de la paradójico que resulta que para muchos pacientes un ingreso psiquiátrico resulte traumático.

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    1. Gracias por tus palabras. Si queremos un testimonio profundo leamos Desmesura.

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  3. Hola Silvia,
    He estado a punto de comprar el libro pensando, por otros comentarios, que el relato del autor era más sensible y más consciente del sufrimiento, por el que seguramente ha pasado, aunque no lo refleje así. Pero tu comentario me ha hecho cambiar completamente de idea porque lo que dices tiene todo el sentido y porque va en línea con lo que veo día a día: personas que han sufrido mucho y que no quieren volver allí. Enhorabuena por todo tu trabajo.

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  4. Silvia, estoy mu de acuerdo con lo que comentas, no he leído el libro, pero sólo escucharlo en la radio me inquietó su discurso, incluso empecé a buscar más entrevistas, y es tal y como lo relatas. Su tono es como de un guionista de Netflix, intentando vender una experiencia "fascinante". Me sorprendió mucho, lo poco que habló de psicología, y con la ligereza que lo hace. Como pasa rápido por lo que cree que ha podido ser el desencadenante...me reconforta mucho tu escrito. Te diría mucho más, però tu lo clavas perfectamente.

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    1. Muchas gracias por tus palabras. A mí también me reconfortan tus palabras. Un abrazo

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  5. Bueno Beatriz, no es la experiencia de las personas que conozco que han atravesado estos momentos. Y creo que no es sólo su experiencia sino que hay un tono de cómo lo cuenta que tiene que ver con un guión cinematográfico y que no puedo evitar que es producto del marketing del libro y no de la experiencia en sí misma.
    Como dije al principio respeto la experiencia en primera persona pero discrepo y a la vez me horroriza este libro. Un abrazo

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  6. Muy interesante reflexion. No he leido el libro y lo hare por el simple hecho de conocer la perspectiva del autor, por mi relacion personal con la enfermedad mental; pero sin duda estoy muy de acuerdo con tus argumentos y considero que cualquier idealizacion de la enfermedad mental asi como de su tratamiento se alejan mucho de la verdadera realidad. Gracias por tus aportaciones, un saludo.

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  8. Muchas gracias, Silvia por decir las cosas claras sobre algo tan delicado como son las enfermedades mentales y con las que no se puede banalizar.
    Tu definición del libro es muy acertada.
    Un producto de marketing que nos vende el sufrimiento como un scape room.
    He leído el libro y he escuchado el audiolibro, y hay partes que no me creo. En el audiolibro a mi me da la impresión de que se toma la enfermedad como un juego y aprovecha el momento del auge de las enfermedades mentales para hacer negocio.
    El tratamiento que pone que toma que aparece en el libro en el capítulo 6. Hospital (Risperidona, Abilify y Lorazepam) no se corresponde con lo que dice en el capitulo 13 ¿Y AHORA QUE? Donde habla de que toma una combinación de antidepresivos (que no están en su tratamiento) con antipsicóticos para que su cerebro funcione a medio gas.
    En mi opinión no digo que no tuviera un brote psicótico toxico, pero que con diez sesiones de psiquiatría no arreglas mucho.
    Todas estas personas que tienen mayor repercusión mediática son las que deberían dar ejemplo en temas de extrema delicadeza y dar visibilidad a unos de los mayores problemas a los que nos enfrentamos a corto plazo.

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  9. Me encanta tu comentario y te agradezco tanto tus palabras.
    Nadie se recupera con 12 sesiones y hay muchas incongruencias en el libro.
    Es un producto pero que puede hacer mucho daño.
    Muchos llevamos toda la vida trabajando para cicatrizar nuestras heridas. El sufrimiento psiquico no se puede banalizar porque es algo muy serio. Un abrazo compañero

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  10. Hola, quería hacer una aportación, la verdad es que discrepo totalmente del artículo, yo tuvo un trastorno psicótico y no fue hasta dos años después, gracias a leer este libro, que me hice consciente de lo que me había ocurrido. Gracias a la lectura, descubriendo todas las analogías que había entre su sufrimiento psíquico y el mío, pude darme cuenta de que a mí realmente me había ocurrido un trastorno.
    Además, mas allá de que por su situación socioeconómica tenga otra forma de afrontar su enfermedad y como el propio Ángel afirma, me parece que es una oportunidad increíble para que el conjunto de la sociedad rompa los tabúes de la enfermedad mental y acceda a conocer que es realmente y como lo vive una persona que está siendo afectada. Creo que tambien les vendría bien leerlo a la mayoría de psiquiatras, que por el poco tiempo que tienen y a veces también por su poca implicación,desconocen como vive una persona un episodio psicótico.

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    1. Este libro ni rompe estigmas, ni explica lo que es un brote psicótico. Respeto que a tí personalmente te haya ayudado. Pero en este libro no está por ninguna parte ni el miedo ni el terror que se siente en estas experiencias. Para leer un libro que explique bien este proceso podemos leer Desmesura de Fernando Balius, La Campana de Cristal de Sylvia Plath. Hay muchas personas a las que este libro ha dañado. Y realmente no siento que sea verdad sino que está pasado por el marketing más burdo.

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