El tiempo en la psicosis en momentos de crisis subjetiva

 



En este post me gustaría poner en palabras el concepto de tiempo cuando estás sufriendo una crisis psicótica o un malestar muy profundo para hacer transmisible algo de esta experiencia.

Cuando estás sufriendo una crisis, que tiene una causa, aunque en ese momento no la conozcas, suceden una serie de cosas que hacen mucho más difícil el poder atravesarla.

La primera de ellas es que se trastoca el concepto espacio temporal, tú estás ahí junto a los otros pero habitando otro espacio, eso que el psicoanalista Antonio Di Ciaccia define como un campo de concentración uno por uno.

Estás sufriendo una serie de síntomas, enfrentada a un real, eso que por definición es aquello que es imposible de soportar, pero que no te queda más remedio que atravesar.

La angustia, la caída del cuerpo como si estuviera muerto porque a veces no puedes sostenerlo en pie. Voces, alucinanciones que a veces te aterrorizan. La estructura grita algo que todavía no sabes descifrar, a veces una angustia que no para de crecer o una melancolía que te traga. 

Pero lo peor de este trauma porque es un trauma, es cómo se trastoca el concepto del tiempo.

En esos momentos el tiempo está roto, no hay futuro más allá de un presente eterno y congelado que se sucede en bucle. Un presente infinito, un ahora inacabable.

No puedes mirar más allá de ese momento, no existe otra temporalidad que esa, un presente anclado en un dolor tenebroso del que no puedes escapar.

No hay puerta, ni conexión con otras partes de tu vida, es un ahora sin puertas a otros momentos de tu vida, es un eslabón desconectado.

Es como estar en medio de un túnel oscuro que te atrapa, donde no hay marcha atrás ni paso hacia adelante.

Muchas personas se acercan y te dicen piensa en lo bueno que tienes en tu vida, acuérdate de quiénes te queremos, pero por mucho que lo intentas no puedes. Estás anclado en ese ahora y tu percepción puede ser de un año entero cuando apenas ha pasado un fin de semana.

Necesitas una ventana a la vida, pero está cerrada, clausurada, sólo hay pulsion de muerte en estado puro.

No hay mañana, ni dentro de 10 minutos, hay un ahora que te duele hasta lo más profundo de tu ser.

Esto explica bastante bien algunos actos suicidas donde ese tiempo es insoportable y el sujeto incapaz de sostenerse en ese lugar por más tiempo se precipita por el agujero.

La cuestión es cómo salir minimamente de este tiempo y de ese espacio, cómo recuperar las conexiones de momentos amables o de que hay camino hacia adelante si resistes ese embate de la pulsion de muerte.

Para mí la forma de atemperar este terror que a veces me invade son mis redes, es mi psicoanalista que con su voz me saca de este agujero y me conecta con lo vital, es mi amiga Marga que me llena de afecto y me saca a pasear y a ver la luz. Es mi amiga Mar Benegas que me dice que camine y me aleje de las sombras.

Una vez que aparecen esas redes, los hilos se hacen más grandes y la oscuridad más pequeña y soy capaz de buscar el brillo de la vida yo sola y leo un poema que me rescata o veo una serie que me desanuda de ese presente eterno.

Cuando veáis a alguien que sufre no es porque no se esfuerce, es que está atrapado en este tiempo insoportable. Por eso necesitamos redes seguras que nos rescaten sin exigencias, que nos quieran sin juzgarnos, que nos entiendan sin pedirnos explicaciones.

Es un presente eterno que no os recomiendo conocer y aunque hay caminos para salir son difíciles y tortuosos.


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