La psicosis y el desamparo como causa
El camino de un psicoanálisis en la psicosis nunca es un camino sencillo, pero cuando estás dispuesta a enfrentar la verdad ésta suele aparecer como una inmensa luz, aunque por momentos te deje cegada y te cueste recuperarte de sus destellos.
En ese camino estoy, en asumir las consecuencias de afrontar la verdad que se presentó ante mí como un poderoso terremoto que ha puesto patas arriba muchas cosas.
Estoy en el shok de este instante de ver y dando lugar a un tiempo de comprender que me ayude a situarme de nuevo y acomodarme.
Siempre supe que la psicosis había sido mi respuesta frente a la hostilidad que recibí, pero nunca pensé en la posibilidad de recuperar aquella escena que condensaba la hostilidad y mi respuesta subjetiva al mismo tiempo.
El sábado la recuperé con nitidez, se actualizó como si fuera hoy mismo, y desde entonces contemplo mi vida de una manera diferente.
La hostilidad que recibí tiene nombre propio y no es otro que el desamparo, ese es el orígen de la psicosis, el más descarnado y cruel desamparo que podamos imaginar, un desamparo inconmesurable, imposible de soportar.
Veo la escena como una película, estoy detrás de unas cortinas, puedo recordar incluso los colores de esa habitación de la infancia, estoy llorando desconsoladamente, pero nadie viene. Lloro hasta que es casi de noche, pero sigue sin venir nadie. Y aquí viene mi decisión inconsciente: empiezo a golpearme la cabeza contra la pared.
En esta casi fotografía de mi infancia hay varios momentos condensados.
Un primer momento es el desamparo, eso que la etimología define como "dejar sin refugio" y que el diccionario describe como la acción de abandonar, desatender, dejar sin protección, amparo o resguardo.
Un segundo instánte que es aquel en que dejo de creer en el Otro, de alguna forma me doy cuenta que ese Otro no va a venir en mi auxilio, que da igual lo que llore y lo que grite, estoy sola, abandonada a mi suerte.
Un tercer momento que está oculto en la escena y es el odio y la rabia que me produce esta vivencia, una furia descontrolada.
Y un último movimiento que condensa mi elección inconsciente: golpearme es elegir culparme de ese desamparo, elijo la culpa por el odio que siento, me castigo para salvarme del vacío al que me condena esa escena, a la nada que me amenaza.
La psicosis viene a auxiliarme, intentando dar una significación frente a esa nada, porque la culpa no deja de ser un velo frente al horror, es un tapón que coloco en ese agujero que parece tragarselo todo.
La culpa siempre es el delirio que lo ensombrece todo y que da cuenta de mi posición melancólica en la psicosis, ese delirio de indignidad, de no merecer existir, que me atraviesa en los momentos de desencadenamiento y que me ha llevado a crisis melancólicas muy profundas.
No se augura fácil el momento de comprender, porque significa mirar a los ojos al desamparo, dejar caer los velos y hacerle frente con todas sus consecuencias.
El camino de un análisis no es un camino de rosas, es un camino duro, dificíl, exige mucha valentía, pero yo solamente se mirar hacia adelante, eso me ha enseñado siempre mi psicoanalista.
Decía Lacan que cada uno llega a la verdad que es capaz de soportar, será entonces que estoy preparada para afrontarla, aunque me cueste y me duela tanto.
Desde esta escena puedo leer cada una de mis crisis, el desamparo está en el origen de todas, porque cuando éste se repite yo vuelvo a elegir inconscientemente la culpa y entonces desencadeno, dejando a la significación delirante ocuparlo todo para volver a tapar el vacío.
De alguna forma la culpa viene a desmentirme, es una estrategia para no asumir del todo esta verdad, para no desenmascarar al Otro y seguir manteniendo este velo de lo Real.
Pero hoy estoy decidida a intentar cambiar mi destino, abandonar esta droga que es el delirio como significación absoluta que permite explicarlo todo y arriesgarme a abandonar esta certeza que tanto daño me hace, aunque tenga su función.
Seguramente serán necesarias muchas sesiones para llegar al momento de concluir, sesiones y decisiones que puedan permitirme soltar lastre y consentir de alguna forma con esta verdad incorporandola a mi vida y dandome un lugar subjetivo mejor, pero no me da miedo, como dice mi analista de peores hemos salido.
Por último quería dedicar unas líneas a aquellos profesionales de salud mental que atienden a sujetos con psicosis, que nunca olviden esta palabra: desamparo y que tampoco olviden sus privilegios como neuróticos. Porque la neurosis es un privilegio, la neurosis no te obliga a mirarle de frente a este desamparo, y el privilegio es una contingencia, igual que el desamparo es otra.
Gracias Silvia...si pudiera te contaba...de.momento te agradezco tu generosidad...
ResponderEliminarComparto y resueno con muchas cosas por ser hija de mamá psicótizada y de hermano idemmm...yo no sé nada más que lo que dices ...tras mucho caminar mi propio proceso...todo es contimgente y circunstancial y la Vida es para que valientes como tú nos lo recuerde.
Besito largooooo
Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo
EliminarQue valiente y que bien nos trasmitís tus vivencias. Nos permite aunque sea, aproximarnos a la comprensión de la profundidad de la palabra: Desamparo. Gracias.
ResponderEliminarHola Javier:
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Intento conectar nuestros mundos. Que os podáis acercar a esta experiencia para que podáis llegar a comprenderla un poco más. Gracias por tu comentario
Hola Silvia. He estado en análisis desde 1995 o 96. Como tú, pienso que estoy aún en el periodo de comprender. Aún hoy hay una tendencia de velar esa clase de incapacidad del Otro de sostener el infante que fui. A veces no concibo ese desamparo del que
Eliminarescribes. Yo también he escrito sobre ese desamparo. La escritura ha sido uno de mis soportes en la vida. Gracias por tu testimonio.
Silvia: me gustaría poder intercambiar algunos mails contigo. Si acaso tienes tiempo.
Eliminarandresholst@gmail.com
Gracias por tus palabras. El desamparo es una herida muy compleja.
EliminarAquí tienes mi mail: silviaenpropiavoz@gmail.com
Será un placer. Un abrazo
A tí por leerme
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